Los rastrilladores de estiércol

«Los rastrilladores de estiércol (muckrakers) son a menudo indispensables para el bienestar de la sociedad, pero sólo si saben cuándo dejar el rastrillo y cuándo parar de remover en las heces, alzando la vista hacia la corona celestial que hay sobre ellos, la corona de la dignidad. Porque existen razones maravillosas por encima y en sus proximidades. La utilidad de los hombres del rastrillo desaparece si poco a poco acaban convencidos de que el mundo entero no es más que porquería, suciedad e inmundicia. Si el cuadro entero se pinta con un color impenetrable no queda matiz alguno para distinguir a los corruptos de los que no lo son. Tal cuadro, finalmente, acaba provocando una suerte de daltonismo moral… Y las gentes que lo sufren llegan a la conclusión de que nadie es en realidad ni blanco ni negro: todos los seres se tiznan y se visten de gris. En otras palabras, no creen ni en la verdad de la crítica ni en la honestidad del que es criticado…y sospechan siempre tanto de los que acusan con rectitud como de los que cometen delitos flagrantes. Así las cosas, se hace casi imposible incitarlos tanto a la ira contra el mal como al entusiasmo por lo correcto. Tal predisposición, en la opinión pública, da esperanzas a los canallas y desespera a las personas de bien».

Theodore Roosevelt (Fragmento de discurso, 1906)

Muckraker