Carnaval te quiero

IMG_9844

En Terrassa, el Carnestoltes, su programa y su cartel ya acumulan unas cuantas polémicas a lo largo del tiempo: siempre es difícil limpiar el confeti. En 1567, como muestra, algunas autoridades locales ya se sentían francamente jorobadas por las prácticas festivas y licenciosas del vulgo harapiento, insensato y juerguista; capaz de mancillar la honorabilidad de la nobleza en un periquete. Para no ofender a Felipe II, el monarca católico del imperio español, ni a la Santa Inquisición, la guardiana de la fe, se prohibió el lanzamiento de frutas cítricas e inmundicias -¡glups!- entre los moradores. También se prohibió, con gran acierto, la música, el baile, los disfraces, las máscaras, las bromas y cualquier manifestación de alegría o entusiasmo. Si no se cumplía con lo establecido, que los pobres culpables no esperaran misericordia: las rejas, en el peor de los casos, eliminarían las ganas de francachela. El carnaval quedaba así un pelín descafeinado…pero políticamente muy correcto, muy correcto para la época. Una época en la que el gran bufón de la corte era un enano ocurrente y consentido que no se apartaba demasiado del cuello de golilla del rey. Un enano, ¡qué gracia! La figura, olé, del bufón de palacio. Eso sí que era divertirse de forma sana, sin consecuencias penales y sin sacar las cosas de quicio.

“Ara hoiats totqom generalment queus notiffiquen i fan assaber de part del honorable en Barthomeu Vidal balle de la vila y terme del Castell de Terrassa per la Sacra Catholica y Real Magestat del Rey Nostre Senyor, que com se tinga intelligencia y altrament se entengue per lletras del Rey Nostre Senyor enuiades al Excellentissimo Llochtinent General y a la ciutat de Barcelona, essere seguit o volerse seguir algun insult en la matexa persona de Sa Magestat, e per ditas cosas la dita ciutat de Barcelona, com es rahó sentirse dels treballs del Sant Catholic REY y Senyor, hauer manat an grans penes ningu gosas ballar en ninguna manera de sons, fer masqueras y altres coses. E com lo dit honorable balle sia stat suplicat humilment per los honorables conselles y consell de la present vila de e sobre dites coses volgues posar orde. Per ço ab temor de la present publica crida diu, intime, mane y notifica a totes y segles persones de qualseuol ley grau o conditio sien, que de aquesta hora en auant axí de dias com de nit palesament ni amagada axí per paasses, carrers, cases, ni altrament sonar en ninguna manera de asturments, ni ab aquells ballar, ni altrament fer ninguna manera de masqueras, ni desfreces, tirar taronges, ni inmundicies algunes, ni regosijos alguns, altrament qui lo contrari fara, perde los tals astruments e incorregue en pena de deu lliures barceloneses als cofres reals de Sa Magestat aplicadores y qui no tindrà que pagar, que haie de star vuit dies continuos en los carcers de la present vila. E guart si qui guardar sia, que amor ni graties no ne haura”.