El 4 de mayo de 1984, la empresa CEMESA –encargada entonces de la recogida de basuras en la ciudad de Terrassa– comunicaba al señor José su despido fulminante. Los motivos: unas declaraciones suyas en la radio y en la prensa. José, representante de los trabajadores y el presidente del Comité de Empresa en aquella época, había afirmado públicamente en los medios de comunicación locales que existía corrupción en CEMESA, que en las nóminas se incluían pagas a catorce personas que no pertenecían a la plantilla, que no se abonaban las cuotas de los operarios a la Seguridad Social, que se obligaba a trabajar a aquellos con baja médica, que se realizaban encargos privados al margen de la contrata acordada con el Ayuntamiento de Terrassa y cuyos turbios ingresos no se hacían constar legalmente, que personas concretas habían salido beneficiadas durante largo tiempo…
Tras la fatal noticia del despido, sin expediente previo, el trabajador y sindicalista José se presentó al día siguiente como si tal cosa en su puesto, sin que le fuera permitido el acceso a las instalaciones de la empresa. El hombre no consideraba justo lo ocurrido e iba a reclamar hasta el final ante los órganos judiciales. El 10 de mayo, tras días de barrarle el paso, los responsables de CEMESA permitieron que el señor José volviera a desempeñar las funciones propias de la categoría laboral que ostentaba con anterioridad. No obstante, la empresa le reclamó inmediatamente quince millones de pesetas de indemnización (una burrada en aquellos años) por las presuntas calumnias e injurias vertidas en los medios. El día 21 de mayo tuvo lugar un acto de conciliación previo al juicio. No hubo acuerdo: el sindicalista no se achicó y nunca quiso retractarse de lo dicho. Eran otros tiempos y tipos de otra nuez.
A la postre, José continuó trabajando en la empresa de recogida de basuras y, obviamente, nunca llegó a pagar ni un céntimo de los 15 millones de pesetas que se le reclamaban.
Tras un escándalo mayúsculo, en enero de 1985, el encargado general de CEMESA, un tal Julián, fue cesado por actividad fraudulenta, tras demostrarse que las declaraciones realizadas por el señor José tenían cuerpo y sustento, sin infundios. La cosa no quedó sólo ahí: el caso del señor Julián, ya con el Ayuntamiento de Terrassa gestionando directamente la recogida de residuos en la ciudad a través de la empresa municipal Eco-Equip, aún traería mucha cola. Esa, no obstante, es otra historia