Los machotes también barren

Marzo, 1912, Mairena de Alcor, Sevilla, prensa de la época:

«Un individuo embriagado riñó con su esposa. Le detuvo un policía, encerrándole en la cárcel, donde permaneció cuatro horas. Después le sacaron de la cárcel, haciéndole barrer la plaza del ayuntamiento y amenazándole con un látigo. Como si se tratara de una caballería, le amarraron a una cuerda en la cintura y así estuvo barriendo largo rato. Se ha presentado el atropellado ante el gobernador denunciando el hecho».