El 24 de febrero de 2016, en esa Sevilla de color especial, en el conocido Parque de María Luisa, en uno de sus bancos, una mujer joven fue hallada muerta, aparentemente por suicidio, según determinó en primera instancia la policía, al descubrir gran número de pastillas y una nota en su bolso que así lo hacían creer. Se ordenó, pues, recoger la basura del lugar y despejar el entorno rápidamente. Tal cometido recayó en Carmen Moreno, Carmen “la del pincho”, una barrendera que llevaba casi treinta años limpiando el parque y que siempre iba y va con un palo con un pincho –de ahí su apodo- para retirar los desechos del suelo. Carmen, no obstante, gran seguidora de la serie televisiva de investigación forense C.S.I (Crime Scene Investigation), al ver los restos que había en los lugares cercanos, sospechó enseguida que aquello parecía más bien un asesinato y decidió actuar como lo hacían los personajes de su serie de televisión predilecta: se pusó una bolsa de plástico a modo de guante para “no contaminar las pruebas” y recogió de la zona cercana al banco todos los pañuelitos de papel y el protegeslip con marcas de sangre que encontró, depositando todo ello después en otra bolsa de plástico, que volvió a meter en otra bolsa de plástico –para más protección-, y guardando dichas piezas objeto de sus pesquisas en un lugar localizable.
Cuando la policía, una vez la autopsia determinó que la joven fue violada y asesinada, quiso enmendar su error y se interesó por los restos hallados en los alrededores para analizarlos, Carmen, la barrendera con aficiones detectivescas, indicó sin género de duda donde estaban guardados, lo que a la postre sirvió para resolver el crimen y detener a su autor material.