Ventajas de amontonar basura

Se puede entender una película o se puede no entender. Se puede entender a medias, también, claro, e, incluso, se puede sobrentender. Y cuando hay basura de por medio la cosa aún se se complica más: no es fácil manejarse entre desechos, desde luego. Y cuando la cordura se desarma, por supuesto, hay que trazar sólidos hilos para no caer en el papanatismo y en un reduccionismo tontaina de los trastornos mentales, que siempre son serios, digan los cánones de la comicidad más casposa lo que digan. Ventajas de viajar en tren (2019), del director Aritz Moreno, es un trepidante ejercicio de despiporrre truculento que se articula en tres capítulos en trenecito y donde las historias se imbrican por las vías de la malformación, los delirios, las alucinaciones y la suciedad. Muchos basureros y muchos barrenderos aparecen en pantalla, pero también niños robados, perretes, sexo y elementos ortopédicos para salvar escalones. Recomendable, graciosa, pero coja en muchos sentidos, con síndrome de Diógenes, aunque ver a Luis Tosar montado en un estribo de un camión de basura siempre da caché (especialmente cuando piensa en el trabajo cotidiano del operario de limpieza) y el recurso a una agencia que investiga nuestros desperdicios para saberlo todo de todo el mundo no deja de ser el sueño húmedo de cualquier fisgón que se precie. Nada aquí es verosímil -ni se acaba de entender-, pero como bien se comenta al final de la obra “la verosimilitud está sobrevalorada”. Y quizás, tal como tenemos el panorama circundante, no resulta tan descabellado tirarse a los mecanismos hidráulicos de los camiones de recogida. Es una idea para desquiciados con el sistema.